El sexto mes fue muy especial, pues fue mi primer
día de la madre, el regalo que me dio nuestro bebe fue sentirlo por primera
vez, una sensación increíble y no tan fácil de describir. Fue como abrir una
gaseosa y millones de burbujitas comenzaron a subir por un pedacito de mi abdomen.
Quede congelada, inmóvil, esperando sentir algo más. Pero solo basto con eso
para que mi corazón comenzara a latir aceleradamente, mis ojos se llenaran de
lagrimas de felicidad y mi mente se desconecto del mundo, para viajar dentro de
mí y abrazar a nuestro bebe. Fue un momento hermoso, una conexión de un lazo de
amor que nos unirá toda la vida.
Este mes también comencé a sentir calambres en la
madrugada, si has estado alguna vez embarazada sabes de lo que estoy hablando.
Estos dan con frecuencia a esta hora, cuando estas profundamente dormida y te hacen saltar de la cama ocasionalmente
acompañado de un grito cuando sientes que el musculo de tu pantorrilla se
recoge y los dedos del pie quedan totalmente recogidos. Duran segundos, pero es
realmente doloroso y muchas veces angustiante para tu esposo, pues en varios de
esos gritos él también saltara de la cama pensando que algo le ha pasado al
bebe o que ha “llegado el momento”.
A partir de este mes mi “one pack” comenzó a
crecer de una forma loca, a este mes había aumentado 11 kilos. Dicen que en
teoría una mujer debe incrementar un kilo por mes aproximadamente,
pues como se
pueden dar cuenta ya había pasado el límite y aun me faltaba el último
trimestre. Mi piel comenzó a picar intensamente, no solo la del abdomen, sino
la de los muslos, cadera y nalgas. Por esto es importante que tu piel este
hidratada no solo en el abdomen sino todo tu cuerpo, principalmente en estas
zonas, pues no solo crece tu abdomen. Por más delgada que seas (yo pesaba 43
kilos al inicio de mi embarazo) la piel de tu cuerpo en general comienza a
estirarse ya sea por tu aumento de peso o por la retención de líquidos. Yo
trataba de comer muy bien, pues de la alimentación depende en gran parte del
buen desarrollo del embarazo. Sin embargo, el mecato, la pastelería y los
dulces (especialmente el helado de coco) eran mi debilidad y les confieso que
estos alimentos estaban frecuentemente presentes en mi dieta. Algunas mujeres
son muy estrictas con su alimentación, pues la controlan mucho por el aumento
de peso o por causas médicas, yo por mi parte digamos que comía de todo un
poco.
Desde este mes dormir en las noches comenzó una
misión casi imposible, pues debido al peso debía cambiar de posición
constantemente (teniendo muy pocas opciones, a la derecha o preferiblemente
hacia la izquierda para evitar presionar la vena cava, que es la mayor vena por
donde circula una cantidad importante de sangre), las idas frecuentes al baño
comenzaron aparecer de nuevo y curiosamente comencé hacer algo que en mi vida
había hecho… RONCAR jajajaja… terrible, era
tan fuerte que hasta yo me despertaba. Pero no se preocupen que todo esto,
después que nazca el bebe, desaparece.
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