Cuando estaba embarazada era un tema que me
inquietaba mucho, todos los días me preguntaba como iba ser mi vida cuando
naciera el bebé. Seria capaz de dejar mi profesión a un lado? Ahora que iba a
ser mamá es cuando más debería trabajar, no? Que pensaba mi esposo del
tema? Que iba pensar mi familia si continuaba
trabajando? Que iba pensar mi familia si renunciaba? Estaba preparada para
tomar un nuevo rumbo? O definitivamente tendría que buscar a alguien que me
ayudara con el cuidado del bebe? En fin, miles de inquietudes rondaban en mi
cabeza y quiero contarles que durante el embarazo nunca les encontré respuesta,
solo la encontré cuando vi por primera vez a los ojos a mi bebe, en ese momento
sentí que el me necesitaba más que cualquier titulo profesional y que dedicarme
a ser mamá tiempo completo no iba frenar mis sueños y mis proyectos, todo lo
contrario me iba a impulsar y a dar la fuerza para lograrlos.
Cuando hace nueve meses me convertí en mamá, jamás pensé que amaría tanto este
nuevo rol. Que todos los días son una rutina? Que ya no existe diferencia entre
fines de semana y entre semana? Que el tiempo no alcanza para hacer todo lo que
debes hacer? Que ya no tienes el mismo tiempo para ti? Que muchas veces son las
4pm y ni te has podido bañar? Que llega la noche y sientes como si ya los ojos
no te hicieran caso de seguir abiertos? Si, a todo si… Pero aunque a veces
resulta extenuante, no lo cambiaría por nada del mundo. Las satisfacciones que
he experimentado en este corto tiempo son las mejores, tanto que superan
cualquier título profesional o estar el trabajo de mis sueños. Esto jamás se
igualará en lo más mínimo a que alguien de menos de setenta y tres centímetros
de estatura, me mire con esos ojos llenos de amor, me de abrazos de oso cada
vez que despierte, besos deliciosamente babosos y en su corto vocabulario me diga
mamá. Jamás se igualará a vivir cada segundo de sus primeros meses de vida,
regalo que con mucho trabajo y esfuerzo mi esposo nos dio… Algo por lo que
estaré agradecida por siempre.
Con esto no quiero desmeritar a las mamás que
cumplen con su rol profesional, pues ellas también merecen toda mi admiración,
pues después de un largo y pesado día de trabajo tienen aun fuerzas para
realizar todas sus labores como mamá y compartir en familia.
Para finalizar este blog,
quiero compartir con ustedes unos puntos
claves que me llevan a gritar al mundo que amo mi profesión de SER MAMÁ en todo
el sentido de la palabra, desde lo mas profundo de mi alma.
1. Me convertí en mejor persona
No importa lo cansada esté o si he tenido un mal día,
debo ser la mejor versión de mí misma cada vez que veo sus ojos. ¿Cómo negarle
una amplia sonrisa a quien me recibe con mirada coqueta, sonrisa de amor y que
se derrite tan solo cuando me ve llegar? Debo ser mejor: por mí, por él, por
nuestra familia.
2. De pronto me convertí en previsora profesional
No solo en el área de los
múltiples riesgos que tiene una casa porque, seamos
sinceras, cuando no eres mamá
no dimensionas lo peligros que puede llegar a representar un escalón de mas, el
daño que pueden hacer las puntas de las mesas, las cuerdas de las cortinas, los
muebles de los baños y sus contenidos y poco importa el tipo de plantas que
decoran la sala.
3. Saqué las fuerzas y las manos que tenía escondidas
Siendo
sincera, no tengo la menor idea dónde tenía guardadas las fuerzas interiores
que me llevan
a luchar por mi hijo día a día. Siento que puedo hacer todo por él,
incluso
superar mis miedos, como darle comida a los pájaros, con tal que crezca
siendo un
hombre libre de miedos y ataduras. Me salieron manos donde no las tenia,
si antes
podía hacer tres cosas al tiempo ahora puedo hacer diez.
4. Desarrollé la empatía
Nunca antes sentí tanto dolor
el pinchazo de una vacuna, ni tanto sufrimiento al
ver a un bebe enfermo, ni
tampoco la tristeza profunda e impotencia al pedir que los malestares que sufría
fueran míos.
5. Entendí que la naturaleza es sabia
Nunca antes me importó mucho el desarrollo del cuerpo humano, quizás porque
uno asume que cada parte de él tiene un funcionamiento determinado. Sin
embargo, desde que nació mi hijo, comprendí que una semana más en la panza es
tan importante como pocas veces dimensioné. Rápidamente logré entender que mi
hijo tiene su propio ritmo y que no es necesario compararlo con patrones
preestablecidos por otras mamás o por la sociedad.
6. Amé más a su padre
Cuando vi llegar a mi esposo
cansado por un largo día de trabajo y aun así sacar sus fuerzas para poder
compartir en familia, fue algo difícil de explicar: me llevó a amarlo aún más
que cuando lo conocí. Todos sus esfuerzos y valentía los valoro infinito.
7. Ya
no me pre-ocupo... Me ocupo
Los problemas que antiguamente
eran "tremendos", hoy no representan ni siquiera una inquietud. Aprendes
a solucionar todo con tanta habilidad, que cuando miras atrás dices WOW!
8. Un
nuevo rumbo
Desde que soy mamá comprendí
cual era mi misión en este universo y mi hijo es motivo de inspiración en mi
crecimiento como mujer profesional. Entendí que el convertirse en mamá no es
una tarea mas que hay que "chulear" en la vida, es una gran
responsabilidad que conlleva grandes sacrificios pero así mismo las mas grandes
recompensas.
No puedo negar que muchas veces he llorado porque por momentos no me he sentido capaz de enfrentar
algunos retos propios
de esta gran tarea. Pero poco a poco he ido encontrando el camino para poder
seguir, sin temer a los cambios.
Hoy puedo decir que admiro a cada mamá de este planeta, la fortaleza y el
amor que esta presente en sus corazones puede traspasar las barreras más
inquebrantables… Porque por nuestros hijos, no hay nada imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario